Buenos días, a las 8 de la mañana con predisposición, salí a
correr, no sin antes darle los buenos días a Inma, nuestra modista.
Disfrutando del aire
fresco pues soy una privilegiada, vivo en una zona maravillosa, llena de
árboles, senderos, flores silvestres y el cantar de los pájaros.
También tengo cerca el lago de casa de campo, el cual hemos
paseado tantas veces.
Ese lago que con las bicis, un niño me acompañaba, tras
varias rutas volvimos al lago, ya cansados.
Ese niño me asombró, pues el estar sentados a la orilla, ¡mira
mamá!, hay una hoja grande y hay un pajarito bebé con un pájaro, ¿lo ves?, Sí
lo veo. Mamá, haz así con la mano, arrastra un poco y le voy a coger entre las
manos.
La ternura que mis ojos vi en él, nunca olvidaré.
Al lado había un kiosco, él tenía alguna moneda y compró
gusanitos. Mamá , tendrá hambre, y yo le dije, claro, necesita una madre. ¿Puedo
llevármelo a casa, mamá? Y yo le dije, un momento, hay una caja para llevarlo,
aunque no me parece muy buena idea, está muy débil.
Al poco tiempo, Ángel dijo, mamá tenemos que ir rápido a
casa, él se está muriendo. Me dio un abrazo, algo seco, pero todavía tengo ese
recuerdo impregnado de amor por los animales.
Sus ojos celestes se impregnaron.
Eso fue real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario