Esta carta está dirigida para una persona tan buena tan
buena que en su corazón tiene tanta bondad
que asombra, en un hombre todo lo
que desprende de él. El afecto, la ternura,
un ejemplo de persona integral, puedo asegurar que esa persona que yo conozco
muy bien, jamás en 28 años he oído hablar mal de alguien, paciente y sosegado,
amigo de sus amigos.
Denota una gran
educación y solidariamente el ayuda incondicionalmente.
Ese hombre es un gran
peluche, a veces refunfuñón, pero es tan domable…
Hablo de un guerrero, un guerrero que luchó contra una
operación de vida o muerte. Él se casó, totalmente enamorado y sigue igual.
Ese guerrero, ha dejado señales en tantas cicatrices que
como guerrero que es, siempre gana la batalla.
Claro que quedan cicatrices, una música dulce llama a la
puerta, con una sonrisa, pues tiene una familia, una familia que fue totalmente
feliz y se quebró. Él tiene los ojos azules y aunque hoy cumple 56 años, con
gran mimo su familia le regala su mejor carta de presentación, pues es
trasparente e inteligente, comedido.
Ante la adversidad una sonrisa, un abrazo y un guiño de
ojos. Habla poco y bajito, es un hombretón, algunas se enamoraron de sus ojos
azules, podría ser casi un abuelo, le encantaría.
La empresa, la asesoría, las facturas y normativas, las
cumple a raja tabla.
Neil Diamond, una música, una cantante, se oye por los
rincones, compartimos esa música que tantos momentos hemos disfrutado, pero en
realidad hay otra música grabada en el corazón, “sacrifice de Elton Jonh”, ese día nos conocimos.
¡Muchas felicidades, hoy cumples 56
años!
Es una señal humana
Cuando las cosas van mal
Cuando el olor de ella demora
Y la tentación es fuerte
En el límite
De cada hombre casado
El dulce engaño viene llamando
Y tierras negativas
Frío frío corazón
Difícil hecho por ti
Algunas cosas se ven mejor nena
Simplemente pasando por alto
Y no es sacrificio
Solo una simple palabra
Son dos corazones viviendo
En dos mundos separados
Pero no es sacrificio
No es sacrificio
No es sacrificio para nada
Equivocación mutua
Después del hecho
La sensibilidad construye una prisión
En el acto final
Perdemos dirección
Ninguna piedra sin devolver
Ninguna lágrima que te condene
Cuando los celos queman.
