Ese vestido lleno de volantes en color celeste, como unos
ojos que yo conocí.
Lo veo aquí colgado
en una percha, larga cola y largo mar, donde yo jugué con un niño en la playa.
Fue pequeño y mayor, surcó medio mundo por los mares azules,
siempre azules.
Pues esos ojos son los que me alumbran cuando no tengo un
vaso de agua en la mano.
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