Colección Halagos…
Dedicado a Lucía Crespo, mi madre.
Halagos nace de los recuerdos de mi infancia, donde la
costura artesana convivía con nosotros.
En las tardes, su tiempo era costura, mi
casa se llenaba de hilos, cintas de colores, la máquina de coser, la caja de
costura… todo tenía un lugar entre nosotros. Hasta yo, que le enhebraba las
agujas.
Lo que sí es cierto, que para los domingos de cada temporada,
siempre teníamos un bonito vestido estrenar con sus correspondientes halagos:
“¡pero qué guapa va esta niña!”, me decían a la salida de la
iglesia. En la fiesta de La Milagrosa, mi colegio, las monjas me halagaban
igualmente: “¡Pero qué vestidos tan bonitos te hace tu madre!”. En la fiesta de
mi pueblo, mis tías y primas me halagaban diciendo: “¡Pero qué mano tiene Lucía
con la costura, que hasta la chaquetita y el lazo van a juego!”.
Como cada domingo de ramos, después del aseo, mi madre impaciente sacaba los vestidos,
zapatitos, chaquetita y un precioso lazo que lucía en mi melena morena.
Nidos de abeja, puntos de cruz, vainicas, cinta bordadas,
pasamanerías de colores… en cada puntada llevaba un trocito de sus tardes. Por
iniciativa suya, un día compró tejidos de lunares, uno para mi hermana y otro
para mí, el mío era de color dorado con lunares marfiles. Después de varias
pruebas, al llegar del colegio m lo puso. Me miré en el gran espejo de mi
abuela. Desde entonces ya soñaba con mi vida recubierta de volantes y lunares
de organzas, popelines, plumetis, telas perforadas y una variada gama de
colorido.
Hoy mi vida transcurre desde los dieciséis años dedicada a
la alta costura, con mi propia firma repartida por la geografía española, pasarelas
y, cómo no, en bodas y eventos.
Próximamente, Marina Lucía, mi hija, presenta otra colección
diseñada con la visión de la tercera generación, actualizada con el gusto de
una veinteañera. Pues cuando tenía ocho años lucía en las bodas más sonadas,
sus vestidos de arras confeccionados con la cola del traje de novia de su
madre, con diez años ella misma se diseñó su traje de comunión, en sus
graduaciones recibió halagos de sus profesores y compañeros, su traje de
cotillón, a los dieciocho años superó las previsiones a los dichos halagos. De
ahí nace Marina L. Arcos, colección fiesta. Por todo esto, esta colección se la
dedico en vida, a sus ochenta y nueve años a ella. Lucía Crespo, mi madre.
Paz crespo