Buenos Días lluviosos,
Tras haber esperado en una caravana infinita, por fin
pudimos cerrar el coche y llegar a tiempo a nuestro puesto de trabajo.
Paraguas, pitidos y algún salpicón al pasar el paso de peatones,
bueno queríamos limpiar la atmósfera y aquí estamos. Pues vivimos en Madrid, aglomeración
otorgada de antemano.
En mi provincia le llamábamos chirimiri, Donosti. Ello hace
que te empape sin darte cuenta, pero me da la sensación que esos recuerdos
quedarán en nuestro disco duro, pues generalmente llovía bastante. El río Urumea, llevaba caudal, ese caudal a
veces se desbordaba, hasta que presencié
en varias ocasiones que la iglesia estaba inundándose.
Todas y todos los feligreses entre ellos mi madre colaboraban, añorando la primavera.
Donde la moda era casarse en riguroso blanco y con velo
delante de la cara, ese gran velo llevaba generalmente unas colas muy largas.
Después de mucho tiempo continua el blanco.
Hoy es día de lluvia y en esta semana se nos casan varias novias y como dice la
tradición: “las madres de las novias y las novias, acuden a Santa Clara Bendita,
para que no caigan ni truenos ni relámpagos” pues llevan unos maravillosos
vestidos confeccionados con gran mimos y sobre todo con mucho cariño.
Trabajamos cada detalle del vestido hasta rozar la perfección.
Esperemos que
salga el sol ese día.
Felicidades por haber sido tan atrevidas ante el riesgo de
que lloviese, pues dicen que trae buena suerte. ¡Vivan las novias de invierno! , pues
generalmente con manga larga lucen con solera.
Paz Crespo.
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