martes, 9 de febrero de 2016

El glamour

El glamour es bello y encantador, mágica trasformación, es como un conjuro captar una mirada, un movimiento cargado de fantasía. El novelista Walter Scott (escocés) trasmite el cambio en 1805 revolucionando el estilo glamuroso, se puede atribuir a todo el mundo, en política, en vida social y en estilo, hablamos del siglo XIX.



Ser visible, captar la mirada, valores que se cruzan de luz, vivo, activo, dinamismo, deslumbrante, en definitiva, lograr la estética. 

Grandes películas de Hollywood, como La manzana de Adan y Eva, El carácter de la palpabilidad de Greta Garbo en la película El Cantar de los cantares, La dama de las camelias. “Nitidez definida. La atracción, basada en una neblina."





Soñar y vivirlo en la recesión entrada la guerra, fue un golpe duro para los estilistas, cambió la tendencia a la sobriedad. Elitistas, elegantes, pero a veces inasequibles. Hablemos de tejidos: mucha caída, tejidos vaporosos, faldas con poco volumen, como hoy por hoy nuestras novias demandan estos tejidos, livianos, encantadores... 



Años 30
Años 20

















Los años 30, 40 y 50, abstractos, geométricos, son imprescindibles, cada etapa, cada moda. He de decir que esta etapa y esta moda en los años 20, 30 y 40 soñaban con la sensualidad, con un efecto armónico, el interés, nuevamente, llamar la atención, incluso una moda puritana, hacía sentir glamurosa en aquella época. 

Esto hace trasmitir un significado, esto da vista a un personaje. Crear, convertirse en otra persona. 


Pequeñas máquinas de coser a pedal, en muchas familias era un lujo y en otras una necesidad.


Años 40

Años 50


Los estilistas en 1937 empezaron a florecer, realmente varones, masivamente varones. El espíritu de la época, dicen diseñadores de vestuario, hacían cambiar levemente las modas. La guerra duró lo que tuvo que durar, pero nunca murió. Preferimos no pensar, clases altas y sofisticación tras la pos-guerra y pobreza a la grandeza, se prolongó, cómo no, una etapa para pocos, hablamos del glamour y de la alta costura.

El glamour surge en la cultura de la celeridad, periodo de la fascinación, el tiempo se pasa y perdemos la juventud. Palabras como costume, couture, miren y vean. Este es un mundo para disfrutar.



La primera persona novelista, escocés utilizó un término para trasmitir un cambio, un cambio interesante, a lo largo de la historia, palabras como atractivo, 





encantador... En el siglo XIX consumismo adaptable para las tardes y noches. Desear ver una imagen atractiva, sensual, capta la fantasía del público.

Dejémoslo así: puntos de confusión en contraste.

Nitidez y unión, oxímeno inevitable, sin oxímeno no hay glamour. Un suave blanco materializa en la novia unas características entre lo sobrio, pues un menos es más, inalcanzable e inaccesible, de quién no tenga glamour.

Esta empresa Marina Arcos está entre nuestras colecciones como fabricante y el consumidor, plata, oro, en pequeñas dosis sobre un vestido co un tejido con caída y peso, nos recuerdan los años 50 con anhelo, tras esos años llegaron los 80, tuvo su época. Doy fe de ello. Hoy en el siglo XXI volvemos a vivir y revivir todas y cada una de las tendencias, a quién no le gusta la moda. Es una política de vida.


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