lunes, 24 de abril de 2017

Carta de despedida para un Ángel

Buenos días mi Ángel, 

Nunca pensé que fueras a bajar las escaleras del portal con ese calor, (43º), tú te aventuraste, querías competir. 

Te creíste fuerte. 

La juventud, no piensa lo suficiente puesto que tiene toda la vida por delante. 

Con fortaleza fuiste un GRAN competidor, trofeos, condecoraciones y menciones nunca te han faltado. 
Pero perdiste la batalla de la vida dejandonos tristes, increíblemente tristes. 

Tenías una cita con papá esa tarde, queríais hablar. Tardaste en llegar, te esperábamos. 

Durante estos meses, desde aquel día 5 de Julio, tanta lagrima en mi ser...de repente lo vi todo negro, lo pensé levantando la mirada al cielo. Dios, ayúdame. 

Nunca seré feliz sin tí.

Pero estaba equivocada ya que mes a mes me hice fuerte. 
Quise ver a mi ángel, ahora tu eres el que me cuida.

Día a día te soñé. 

Quise ver a mi ángel, al que yo quiero escribir como estoy, sintiéndome fuerte, como soy y como quizás seré. 

Cuando sea mayor estaremos juntos en el cosmos. 

Quiero pensar en los momentos felices... en una playa, en Benalmadena y otra en San Sebastian, 
como un muñeco saltarín, viéndote pletórico de vida y felicidad, verte me hacía feliz. 

Tú eras nuestro regalo familiar, el último en llegar.  

Risas, gritos de júbilo...era como si la mejor vida que en ese momento disfrutásemos fuera para siempre. 

Éramos tan felices... tus ojos azules, como el mar, chapoteando con tu hermana, en buena compañía bajo mi mirada expectante desde la arena. 

Hace mucho que no te hablaba porque tu no querias que llorase, por eso, he esperado a despedirme de tí, Ángel. 

Hace mucho que te soñé y en nuestra familia tu nos arropabas con tus risas, juegos, imitaciones, canciones y sobretodo soñando que la vida es bella. 

Pues sí Angel, se que estas en el cielo. Yo en la tierra, por eso te escribo esta carta. 

Te fuiste tan pronto con 22 añitos.

Hiperactivo. 

Yo tu madre. 
Orgullosa, pero no me atrevía a dejarte solito. Quiero que sepas que estoy "bien".

Que ya no quiero llorar ya que tú nunca lo soportaste aún siendo hombre. 
No te preocupes... no pudimos darte un abrazo real solamente cuando te vi vestido de blanco y sin ver el azul de tus ojos.

Para que tu estés donde estés, un sol radiante junto a esos mares, mis lagrimas se unirán y se olvidarán.

Yo tu madre siempre estaré contigo en el corazón.


Paz Crespo. 

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